Excursión
a Toledo ( Provincia )
He vuelto a dejarme guiar por las recomendaciones del
libro "Dónde ver aves en España" de José Antonio Montero y he
dirigido mis pasos a Toledo. También al sur, como la semana pasada, pero la
predicción meteorológica me dice que esos campos serán más apacibles.
He
elegido el embalse de Castrejón, en el Tajo, cerca de La Puebla de Montalbán.
Después
de recorrer varias autopistas de las que tan generosamente nos hemos dotado he
llegado a la carretera CM4000, que sigue el curso del Tajo en dirección a
Talavera de la Reina. He tomado el desvío hacia Albarreal de Tajo y la
carretera que une este pueblo con Gerindote.
La
avifauna que esperaba ( un poquito ) ver, avutarda y gangas no estaba en las
inmediaciones de la carretera. Pude ver un nutrido grupo de palomas y algunas
avefrías; sobrevolando la zona, dos milanos. También pude ver y oir a dos
grupos de cazadores que, si en mi generaban inquietud con sus disparos, imagino
la precaución que infundían a las aves.
Aparqué
el coche junto a una explotación agropecuaria y di un paseo por los alrededores
por ver si había aves acompañando a la maquinaria agrícola en sus labores. No
hubo fortuna. Al volver al coche vi que en la pared de una de las naves había
unas 10 o 12 cajas nido de hormigón. El agujero de entrada era grande, y,
mientras pensaba para qué ave estarían
destinadas, descubro en una de ellas a un autillo que, tan pronto como
notó que le estaba observando, levantó el vuelo. Fue una agradable sorpresa ver
que en la construcción se había tenido en cuenta a esos inquilinos
tradicionales y que, al menos algunas veces, las aves pasan de ser objetos de
caza a vecinos queridos.
Continué
el viaje y, tras cruzar La Puebla de Montalbán, tomé la carretera a San Martín
de Montalbán, que cruza un terreno de caza de numerosas rapaces. Hoy solamente
pude ver un milano en vuelo y, sobre una encina y semioculta por las hojas, un
águila sobre la que no puedo precisar más.
Poco
después del Km. 47, a la izquierda, parte una carretera muy estrecha que lleva
a la ermita de Santa María de Melque. Es una pequeña muestra de la arquitectura
tardorromana o visigoda. Merece la pena detenerse un momento para disfrutar de
la visita.
Volviendo
sobre nuestros pasos , y ya en la CM4000 dirección a Toledo, tras rebasar el
Km. 25 y unos 450 metros después de la rotonda, tomamos una camino de tierra a
nuestra derecha que nos llevará a la zona llamada Las Barrancas ( no confundir con
una urbanización que existe en las inmediaciones ). El desvío está señalizado,
pero con un cartel tan pequeño que, si no se va muy atento, puede pasar
desapercibido. A unos 300 metros hay un aparcamiento, pero el
camino, aunque es de tierra, es transitable para vehículos. Nosotros dejamos
aparcado el nuestro y seguimos una ruta que, con un recorrido circular, vuelve
a conducirnos al aparcamiento.
El
camino es ameno. A los lados, olivares o fincas de labor, recién labradas unas
y otras con el cereal asomando, dibujan
un mosaico de colores verdes, ocres y rojizos que pueden hacer las delicias de
los paisajistas.
El
mirador preparado junto al cantil permite contemplar una escena de enorme
belleza paisajística y el bullir de la vida en la lámina de agua.
Ánades y
cormoranes sobre el agua o tomando el sol. Decenas de aves se acercan volando.
Su trompeteo las delata como grullas. Nos sobrevuela un avefría y, a lo lejos,
dos rapaces trazan círculos sobre la laguna.
El sol de la tarde se refleja en
los tonos ocres de las cárcavas y
nosotros debemos volver a casa.